Ituzaingó, 2020-2021. |
La divina tragedia agrupa una serie de intervenciones realizadas durante 2020, derivadas de las reflexiones, emociones e imágenes motivadas por la experiencia del aislamiento social. Las piezas presentan un contrapunto de escalas y de roles, y alternan entre el movimiento y la quietud, lo natural y lo cultural, el exterior y el interior. El primer episodio denotó la soledad y desolación del comienzo de la cuarentena: en una calle desierta, dos personajes que remedaban los médicos de la peste negra encendieron un cuerpo esférico suspendido en el aire que respiraban, con el deseo de que se consumiera a la par de ese fuego. Luego el foco se puso en el interior de la casa, en la sensación de encierro e incertidumbre. Una ciudad-máquina circular mostró tres temporalidades: el vértigo previo a la pandemia, el estado de latencia instaurado por la cuarentena y la insinuación de una potencial pospandemia más vital, más sustentable y en armonía con la naturaleza. Los siguientes episodios aludieron a ese utópico tiempo pospandémico y a las experiencias del retorno a la sociabilidad.
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